lunes, 5 de enero de 2009

Fotos y textos: Yuri Hooker Mantilla

Las ruinas de Sillustani son probablemente uno de los lugares de mayor interés arqueológico en el altiplano peruano. Las bellas tumbas de la realeza Inca, llamadas chulpas, construidas magistralmente en roca, son símbolo de las raíces culturales de la región. Estas ruinas están a orillas de una gran laguna (o pequeño lago) que se dice era (y aun lo es) sagrado para la gente altiplánica.



Para nosotros lo interesante de esta laguna es que, al igual que el Titicaca, es una cuenca cerrada, es decir, toda el agua que llega se evapora y no va ni al Titicaca ni al mar. Si aquí hay esponjas, tienen que ser endémicas pues las esponjas altiplánicas (al menos las del Titicaca) no tienen larvas ni huevos resistentes que puedan ser llevados por las aves.

Conversando con la gente nos decían que él que entra al agua nunca sale pues es un lugar "come hombres" y que existen serpientes bajo el agua. Nos contaron que antiguamente nadie navegaba ahí, hasta que en su isla central se hizo una reserva para vicuñas (para lo cual se empezó a cruzar material con embarcaciones) y actualmente existen 5 pequeños botes de pescadores, uno de ellos lo utilizamos para bucear. Sin embargo, hasta hoy, nadie se mete a nadar en la laguna. Dicen que hace unos años fueron un grupo de buzos de la marina a buscar tesoros (hasta hoy se hacen ofrendas en el lago) pero que suspendieron el buceo pues uno de los buzos fue sacado del agua desmayado, algo que parece reforzó los temores de la gente del lugar.
Cuando propusimos a la señora Pascuala para que nos lleve con su bote a bucear, acepto de buena gana (cuando hay dinero de pormedio no hay restricciones), pero nos advirtió que no saldríamos del agua.
Es una lástima decirlo, pero todas las historias que nos han contado hasta el momento de los misterios subacuáticos del Titicaca son solo leyendas. No hay ciudades sumergidas, ni caminos de piedra o de oro, fondos llenos de ofrendas de oro, el tesoro Inca escondido en el fondo del lago para que los españoles no lo encontraran…. Jacques Costeau los buscó con sus submarinos y (según ellos dijeron) no había nada y claro, estas nuevas versiones sobre Umayo, también las tomamos como anécdotas.
El Lugar elegido fue una península rocosa pues, de existir esponjas, las encontraríamos en las rocas.
El lugar se mostro más productivo que el Titicaca, con mucha vegetación sumergida y con agua de color verdoso por el fitoplancton.

Ingresar a bucear en un lugar virgen es fascinante pues se sabe que lo que veremos no lo ha visto nadie antes, al menos no de la manera que nosotros lo vemos.

Ni bien pasamos de la maraña de platas acuáticas de la orilla hacia aguas abiertas encontramos que, en las pocas piedras sobre el fango, habían… ESPONJAS!!! Si eran las mismas que del Titicaca, igual seria una ampliación de la distribución, pero lo más probable es que estuviéramos viendo una nueva especie.
Al observarla de más cerca ya no tuvimos dudas. La textura es diferente a Baliviaspongia, todas fueron muy delgadas, y las espículas que se observaron en superficie no las tenían las del Titicaca… la emoción fue grande, aunque claro, como hemos dicho antes, solo el análisis del laboratorio confirmará la especie.

Algo particular y que merece ser estudiado es la relación que tienen con los anfípodos… aparentemente estos no se la comen, pero ahí están… ¿Qué están haciendo??

Felices con nuestro descubrimiento, tuvimos que ir diciendo adiós al altiplano donde pudimos develar tal vez parte de sus más importantes misterios subacuáticos: La vida.

unas fotos de despedida…

y los recuerdos de haber conocido un lugar único en el mundo, con gente única…

y con fauna maravillosa…

Umayo no quiso devorarnos ni nos envió sus serpientes, más bien nos entrego su mejor tesoro, una esponjita escondida por miles de años a la espera de quien revele su misterio.

Así, entre lagos sagrados y cielos a punto de mostrar todo su poderío, nuestra expedición se alejó de estas tierras incomparables…

1 comentario:

  1. El mes pasado estuve en las Ruinas de Sillustani, quedé maravillada al contemplar el lago Umayo y la isala que se encontraba en su parte central, no existen palabras para describir tal paisaje. Me alegra que puedan compartir su experiencia y el hallazgo realizado.

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